El coaching no es magia, es compromiso.
- Evelyn Chourio
- 22 jun
- 2 Min. de lectura
Muchas personas llegan al coaching con la expectativa de que en una o dos sesiones todo cambiará, que el coach les dará la fórmula mágica para solucionar sus problemas de inmediato.
Pero la realidad es otra.
Recientemente, durante una sesión online, tuve un cliente que llegó abrumado con múltiples temas: frustración en el trabajo, conflictos personales, falta de motivación… quería trabajar “todo” a la vez. Le expliqué desde el inicio que:
No soy psicólogo ni mentor ni consultor.
El coaching ontológico es un proceso que avanza paso a paso.
El cambio profundo ocurre cuando podemos enfocar nuestra energía en un tema prioritario, trabajar sobre él, y después avanzar al siguiente.
Sin embargo, esta persona no pudo o no quiso priorizar. Se desconectó abruptamente de la sesión y no retomó el proceso. Esto me llevó a reflexionar en lo siguiente:
¿Por qué muchas veces queremos “resolverlo todo” y no nos enfocamos?
Porque enfrentar los propios temas nos genera incomodidad. La transformación implica responsabilidad, compromiso, paciencia y también valentía. No siempre estamos listos para ese compromiso, y eso es normal.
¿Qué es el coaching entonces?
Es un espacio de conversación profunda donde el coach acompaña al cliente a:
Clarificar qué es lo más importante para trabajar.
Descubrir sus propias respuestas y recursos.
Asumir la responsabilidad de su proceso de cambio.
Avanzar con pasos concretos y medibles.
El coaching no es un lugar para acumular problemas ni recibir soluciones inmediatas. Es un camino que requiere dedicación, enfoque y apertura.
Conclusión
Si buscas un cambio sostenible y profundo, el coaching es para ti. Si buscas soluciones rápidas o “magia”, quizás debas replantear tus expectativas.
La verdadera valentía está en reconocer qué es lo que quieres mejorar primero y comprometerte con ese paso, sabiendo que es solo el comienzo de un proceso transformador.
Comentarios